lunes, 31 de marzo de 2008

Llámalo 'luís', o de cómo Puerto Real es espantosamente más pequeño que un mocador.

Ocurrió hará poco más de un mes. Yo buscaba piso y a la vez sustitutas para el que yo y otra (en adelante "la ladrona", para futuras referencias) abandonábamos voluntaria e involuntariamente respectivamente. Fui a ver un piso por inercia, ya que se salía de mi presupuesto, y me encantó. Cuando la casera (en adelante "Ana") me lo enseñó, comentó que había más gente interesada, en concreto un colombiano que venía con su mujer y su hijo. "Igual lo conoces, trabaja también en la UCA". Cuando mi actual compañera de piso y de despacho y en breve, mientras traen el nuevo somier y colchón, de cama (en adelante "Carmen", para abreviar) volvió de su curso en Colombia y tras conseguir un ajuste de las mensualidades con Ana, fuimos a ver el piso de Algodonales (la calle). A mí me siguió gustando, a Carmen le gustó, a Nacho (el tercer o cuarto compañero de piso, según si E.T. cuenta o no) le iba a tener que gustar.
Carmen contó que en Colombia le hablaron mucho de un hombre que iba a venir a la UCA. Pensé que fijo era el que había perdido nuestro piso.
Puse un anuncio ofreciendo dos habitaciones en mi antiguo y destartalado piso. Me llamó un hombre, interesado en un piso entero, pues se traía para vivir con él a su mujer y a su hijo. El hombre tenía acento. Creí que sería el colombiano del que me había hablado Ana. Cuelgo diciendo que era un piso compartido. El señor que tenía delante cuelga también. Le dije: "Creo que estabas hablando conmigo". Carmen, a mi lado, le preguntó: "¿Eres Luís?".

2 comentarios:

  1. ¡No somos sino mocos!

    ResponderEliminar
  2. Sí, sí, pero ¿tú qué opinas de tu papel en esta historia? ¿eh?
    La mudanza, ¿para cuándo?

    ResponderEliminar

Gracias por comentar, ¡vuelve cuando quieras!
Las puertas están abiertas*.

*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.