Ocurrió hará poco más de un mes. Yo buscaba piso y a la vez sustitutas para el que yo y otra (en adelante "la ladrona", para futuras referencias) abandonábamos voluntaria e involuntariamente respectivamente. Fui a ver un piso por inercia, ya que se salía de mi presupuesto, y me encantó. Cuando la casera (en adelante "Ana") me lo enseñó, comentó que había más gente interesada, en concreto un colombiano que venía con su
mujer y su hijo. "Igual lo conoces, trabaja también en la UCA". Cuando mi actual compañera de piso y de despacho y en breve, mientras traen el nuevo somier y colchón, de cama (en adelante "Carmen", para abreviar) volvió de su curso en Colombia y tras conseguir un ajuste de las mensualidades con Ana, fuimos a ver el piso de Algodonales (la calle). A mí me siguió gustando, a Carmen le gustó, a Nacho (el tercer o cuarto compañero de piso, según si E.T. cuenta o no) le iba a tener que gustar.
Carmen contó que en Colombia le hablaron mucho de un hombre que iba a venir a la UCA. Pensé que fijo era el que había perdido nuestro piso.
Puse un anuncio ofreciendo dos habitaciones en mi antiguo y destartalado piso. Me llamó un hombre, interesado en un piso entero, pues se traía para vivir con él a su mujer y a su hijo. El hombre tenía acento. Creí que sería el colombiano del que me había hablado Ana. Cuelgo diciendo que era un piso compartido. El señor que tenía delante cuelga también. Le dije: "Creo que estabas hablando conmigo". Carmen, a mi lado, le preguntó: "¿Eres Luís?".
¡No somos sino mocos!
ResponderEliminarSí, sí, pero ¿tú qué opinas de tu papel en esta historia? ¿eh?
ResponderEliminarLa mudanza, ¿para cuándo?