Índice:
-Índice (nunca supe si el índice se incluye o no en el índice, y espero que no sea esto lo que de más tema de conversación en el Post)
-Introducción
-Cuándo mentir
-Estrategias alternativas
-... y cuándo no mentir
-Conclusiones
Introducción
Siempre he despreciado las mentiras y a los mentirosos.
Siempre he pensado que la acción de mentir es la acción de despreciar al prójimo.
También he rechazado las medias verdades o las exageraciones barriendo para casa que cambian de sentido cada vez que se cuentan. Pero la gente las encuentra normal, así que he acabado adaptándome y aguantándome (aunque no sea capaz de aceptarlo).
Por otra parte también es cierto que no tengo la opción de mentir dentro de mis posibilidades biológicas. Con la memoria que tengo no resultaría.
Sin embargo ahora creo que mentir, en ocasiones puntuales, a ése que no vas a volver a ver o que ni te va ni te viene se puede considerar eufemísticamente una simplificación y no una mentira, proporcionando la recompensa personal del descanso y del ahorro en discusiones innecesarias.
Cuándo MENTIR
Cuando, siguiendo con el tema anterior, alguien te pregunte a qué te dedicas y sepas con certeza que acto seguido va a venir una pregunta como "¿y cómo es el nombre en latín de la hormiga común?" o va a venir una pregunta retórica y con desdén que no espera respuesta como "¿y a qué te dedicas ahora?". En esos casos hay que contestar "filología hispánica" o "historia". Con un poco de suerte no te preguntarán la especialidad. Y la pregunta de "¿y a qué te dedicas ahora?", no te la vas ahorrar, pero el rintintín será ajeno y resbalará más fácilmente.
Como alternativa, si te viene bien mantener tu carrera real o bien ya saben que eres biólogo, siempre se puede decir Formica comunis o inventarte algo más original.
Cuando me pregunten, después de una respuesta afirmativa a si tengo novio,"¿y dónde está?", a partir de ahora señalaré a alguno de la barra. Lo siento Javi, es para protegerme. Para protegerme a mí y para proteger al pesao de turno. Porque no creo que pueda soportar al próximo que me pretenda ofrecer sus magníficas teorías sobre las relaciones a distancia o profiera algo como "yo no creo en las relaciones a distancia" (¿acaso te he preguntado?).
Y el último ejemplo, cuando te pregunten "¿de dónde eres?" y veas en tu interlocutor la intención de explicarte sus teorías sobre cómo debería gestionarse Cataluña, sus universidades y demás aspectos políticos de los que seguro es experto, afirmar que vienes de Zaragoza, que tampoco está tan lejos. El próximo idioma que aprenderé, ya que no ofrecen portugués en la EOI de Cádiz, será maño, así la mentira tendrá más fundamento.
Estrategias alternativas

Yo no soy capaz (aún) de responder "bien" a la pregunta "
¿qué tal?" cuando no es cierto. Sé que es una pregunta retórica y de hecho si no contestas mecánicamente "bien", ofendes a tu interlocutor, pues se ve en la obligación de preguntarte "¿por qué?", a pesar que tú tampoco quieres contestarle, por lo que se convierte en un diálogo incómodo y absurdo.
La estrategia que propongo pues es contestar "bien" y añadir, por lo bajinis un "jodida". Literalmente no es mentira.
... y cuándo no mentir
Eso sí, si tu abogada te dice "miénteme aquí, aquí y aquí" y es de oficio* y tú juras y afirmas, cuidado con las consecuencias, que te pueden pedir que lo demuestres.
En realidad no sé quién gana en un juicio, si el que no miente o el que miente mejor, pero si no sabes, por si acaso, no lo hagas.
Conclusiones
He tardado demasiado en darme cuenta que existe una necesidad de mentir** para mantener la salud psicológica individual.
* No tengo nada en contra de los abogados de oficio más que de los abogados sin oficio, sólo que el ejemplo es un ejemplo real, y la abogada era de oficio.
** A pequeña escala y en momentos puntuales.