
Por fin había encontrado un refugio, el único lugar posible.
Se sentó de espaldas al reloj, convencida que desaparecía.
Escondió las rodillas en el vestido y enterró la cara entre las greñas.
Confió en que el tiempo no la vería.
Y observó cómo, más allá, las historias se ciclaban.
Había encontrado aquel hueco,
pero la presencia del tiempo se advertía en sus propios latidos.
Entonces gritó.
Gritó a lo largo del tiempo y de varias otras dimensiones
para no oír el tictac, para no sufrir de sensaciones.
Dejó de oír sus propios latidos y pensó: "¿Vivo?"
Pero ya no podía parar el aullido.
Se dedicó a observar desde detrás del reloj cómo todo se transformaba.
Se sintió imperturbable, nada ya le concernía.
Creyó ver a Los Demás
que se le acercaban
Imaginó leer en sus labios
acallados por el grito
que Eso sólo era sólo Otro Agujero Más.
Y qué sabrán Los Demás.
* Machu Picchu enero 07
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*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.