Abro la puerta con cuidado audible.
A excepción de mi cuarto, todo está a oscuras.
Las dos nos acercamos a la misma puerta entornada, desde lados opuestos.
Ella llega antes y la abre, encontrándome al otro lado.
Me ve de pie, estáticas ambas.
Me mira, inmóvil, sin siquiera conseguir esbozar una sonrisa y sosteniendo una taza de café a pesar de las horas... Nunca le importó.
Él sigue de espaldas, ajeno e inalterado.
Ella se acerca la taza de café a sus labios.
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Da un sorbo sin apartar la vista de mí.
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Entonces lo avisa.
Y el alborozo atrae al que completa el conjunto.
OS QUIERO
Más vale tarde que nunca. Pese a que el anterior comentario se hundió en las profundidades del mundo cibernético, siempre estoy a tiempo de reeditarlo, que además es gratis.
ResponderEliminarEs curioso porque normalmente siempre estoy al otro lado (guiño guiño) de la recepción de comentarios, y me limito a gozar cuando los demás comentan y a responderles, ello hace también que empatice con la ilusión que puede generar recibirlo, y más cuando lo que uno hace no es una historia de ficción, sino algo con más chicha xD
Aunque la próxima vez que viajes en el tiempo ya no vendrá de sorpresa, no por ello deja de ser memorable el recuerdo de tu última visita, así como el grato presente que trajiste contigo desde un recóndito club de golf. Que por cierto, es desde ese día y no he salido de casa ni una sola vez que estuviera lloviendo xD
En cualquier caso, sólo mencionar que leí tu entrada, la encontré profunda e intenté comentar algo... aunque no recuerdo muy bien el qué. Lo que sí sé es que era más corto que este xD
Nos vemos más bien tirando a pronto, ya esquilaré a los gatos un rato antes que llegues xDD
¡Saludos!
David.
:D Pues sí. Cuando te desnudas y eso... te gusta saber que ha llegado. :)
Eliminar¡Gracias!