Justo cuando pensaba que nadie te iba a visitar; pues tus familiares hace mucho que perecieron y tú te caes a pedazos y te colapsas en un último y mísero intento de recibir atención o quizá de reclutar creyentes; descubro que hay quien te promete para que le prometas.
Así que no me perteneces sólo a mí, tampoco son tus únicas visitas las de quien te acicala, te corta el pelo y rellena tus agujeros que la podredumbre propaga; también eres de quien viene a pedirte ayuda, a ti que no te aguantas en pie, a ti que sólo sirves de remembranza a un breve paso del tiempo, un ejemplo entre millones de la caducidad de la vida, en forma de sepultura. Tú existes y permaneces aún, pero no para siempre, quizá por más tiempo que los que fueron incinerados o simplemente desaparecieron.
Sólo eres uno de tantos, pero el mío. La vida y la casualidad nos hizo encontrar, como podría haber juntado a otros, pero es así y te quiero. Si el roce hace el cariño mi hollar te hará encariñar.
Hay quien me dice que me darás protección y quien me sugiere aprovechar mis visitas para algo más. Yo me contento con tus regalos; hacía tiempo que las calles tampoco me ofrecían tesoros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar, ¡vuelve cuando quieras!
Las puertas están abiertas*.
*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.