No quiero un perro, si acaso un lobo.
Sin dependencias, sin abandono, si acaso tú por tu lado y yo por el mío y disfrutemos de la compañía despreocupados.
No quiero una mascota, si acaso un compañero.
Nada que requiera cuidados, que analice mis pasos para proceder, si acaso algo que sepa que no me necesita para respirar.
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Las puertas están abiertas*.
*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.