A partir de ayer soy oficialmente pobre.
Comeré de lo que me queda en la nevera y robaré comida así como nosotros perdonamos a los que nos roban aceite.
Cuando vaya a casa me proveeré de pasta de dientes, espuma y material para "esos días del mes".
De momento, por cuestiones varias y tristes, ahorro en gasolina y entradas de espectáculos.
Creo que llegaré a fin de mes, pero pacientemente esperaré a tener motivos para no llegar.
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Las puertas están abiertas*.
*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.