martes, 14 de octubre de 2014

familia

Abro la puerta con cuidado audible.
A excepción de mi cuarto, todo está a oscuras.
Las dos nos acercamos a la misma puerta entornada, desde lados opuestos.
Ella llega antes y la abre, encontrándome al otro lado.
Me ve de pie, estáticas ambas.
Me mira, inmóvil, sin siquiera conseguir esbozar una sonrisa y sosteniendo una taza de café a pesar de las horas... Nunca le importó.
Él sigue de espaldas, ajeno e inalterado.
Ella se acerca la taza de café a sus labios.
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Da un sorbo sin apartar la vista de mí.
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Entonces lo avisa.
Y el alborozo atrae al que completa el conjunto.



OS QUIERO