miércoles, 31 de octubre de 2007

ME DESCONCIERTAS

Me desconciertas.
De repente sueltas un bufido
Así, sin motivo
De repente un suspiro
De repente un gemido
Y luego un "mierda", un "ostia" o un "¡no!"
¿No puedes estar en silencio o emitir todos los sonidos juntos y a la vez para desconcentrar en menos ocasiones?
Quizá no
Quizá yo también lo haga
O lo haya hecho
Quizá yo haga cosas equivalentemente desconcertantes
Pero mientras no me lo digan,
tengo derecho a quejarme de los demás.

domingo, 28 de octubre de 2007

CRÓNICAS DESDE SEVILLA. NO§DO

Mes 2 día 2: Domingo 28. Crónica de una desaparición

Pues en el anterior piso, la noche antes de ir a Doñana a que me acribillaran los mosquitos, la noche antes que Katya se fuera a Palermo a un congreso, noche en que yo fui la última en acostarme (algo bastante común), y el taxista de Katya el primero en levantarse, hubo una desaparción. Por mi fama demostrada de perdedora de cosas dentro de la misma cas no me alarmé, pero algun presentimiento (junto con la urgencia de vender las entradas de Héroes del Silencio) me hizo biciclearme toda la ciudad para conseguir un duplicado de targeta.
Ese día al levantarme no estaba el móvil*, al buscarlo tampoco, al buscarlo otra gente tampoco, y datos que vinieron posteriormente certificaron que aunque hubiera estado mi madre, tampoco lo habría encontrado. El mismo día había desaparecido en el piso también un reloj de plástico digital. Pero, ¿qué es un reloj de plástico digital comparado con un móvil de plástico deslizable con un juego de animalitos parecido al tetris? No es nada, sólo sirve para constatar que era demasiada casualidad.
Pero ahí se quedó la cosa. Maria José se encerró en su cuarto a partir de entonces por las noches, por si acaso, Mari Carmen dijo ver en la Cristalería un móvil como el mío en otras manos y el resto seguimos haciendo vida normal e hipotetizando si Katya podía haberlo metido en el bolso sin darse cuenta.
Pasaron los días y llegó Katya, y se le ocurrió comentar lo mal que había dormido aquella noche, y preguntarme si fui yo quien había entrado en su cuarto mientras ella dormía.
La esperanza de recuperar mi móvil en su bolso por accidente se esfumó. Bien había entrado alguien en el piso, incluso en su habitación y se lo había llevado de la mesita del comedor, bien Katya lo había revendido en Palermo, y si se estaba inventando todo esto es que no tenía intención de confesar.
Entonces comenzaron las paranoias e inseguridades. Por el naranjo no habrían podido subir, pues las persianas del balcón estaban bajadas ese día, copia de la llave no tiene nadie más, la puerta estaría mal cerrada (Katya lo confirmó). Desde ese día atrancaron la puerta y Maria José comentó lo de que se encerraba desde entonces por las noches en su cuarto por dentro. Lo que me contó es como el cerrojo de mi baño así que le pregunté: "¿Pero tu pomo no tiene un agujero por fuera?" A lo que ella asintió. ¿Entonces qué tipo de seguridad tienes?, alma de cántaro. Y le enseñé a abrir por fuera su propio cerrojo. Con lo que le quité toda la seguridad nocturna que tenía, por lo que me odiará durante un tiempo.

*Sin batería, que no se os ocurra el ocurrente comentario de ¿porqué no te llamaste? (¡Qué mala pata!)

jueves, 25 de octubre de 2007

CRÓNICAS DESDE SEVILLA. NO§DO

Día 30: Viernes 26 (justo un mes desde mi llegada y 6 desde mi rotura)

Me he mudado de casa y de compañera de trabajo. Con mucha lastimita he abandonado a las muchachas de la calle SanlúcarLaMayor. Pero casi un mes gorroneando agua para los baños de contraste, gorroneando teléfono (para recibir llamadas de mamá), gorroneando espacio vital, el lado de la cama que le gusta a Mari, el espacio de la toalla colgada en el balcón, el espacio de la bici en la habitación de Katia, el espacio vital en la cocina porque siempre estaba cocinando... Pues toca gorronear en otro lado, para repartir un poco.
Ahora vivo a dos pasos del trabajo. Hasta pillo la wifi del trabajo desde aquí.
Anteayer me ayudaron a llevar algunas de las cajas (en un ibiza), pues con los 2 X (20Kg+10Kg)* y lo que me trajísteis en el coche... ¡tengo unas pocas de cosas!
Y me ayudaron a subirlas, y a subir también la bici.
Al día siguiente me propusieron ir a nervión plaza al cine o a tomar algo y bajé la bici. Esta vez la bajé sola, y decidí, que aunque me la roben (a Keka, la amiga del trabajo que me acoge ahora, se la han robado dos veces** en el patio cerrado que hay entre los bloques), pues q esa bici no vuelve a pisar ese suelo.
Así que he decidido dejar la bici en el instituto***. Pero resulta que yo no estoy en "la lista" para entrar en el instituto a horas intempestivas, así que volví a suplantar la identidad de Mari (pobre, gracias!!), como cuando fui a Doñana, que hay que pedir unos permisos y tal para entrar en según qué zona.
Por cierto, que a Doñana no le pasó nada. Bueno, eso me cuentan por aquí. Yo que pensaba que era un desastre natural de la ostia. Que si los vertidos, que si los metales pesados, que si las aves. Y luego resulta que se quedó todo en nada. Eso son los telediarios, que tienen un chollo con lo de la desconexión territorial y a cada uno se lo pintan como les interesa.

TBC...****

* De los vuelos
** Dos bicis diferentes, no la misma
*** Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC*****)
****To Be Continued...
*****Consejo Superior de Investigaciones Científicas

domingo, 7 de octubre de 2007

CRÓNICAS DESDE SEVILLA. NO§DO

Día 1: Miércoles 26 (justo 5 meses después de romperme)

La llegada fue fantástica. Llegué al aeropuerto y mi maleta salió de las primeras. Lástima que me entretuviera en el baño y llegara justo para verla salir por la otra cortinita. Salí a la zona de reencuentros y no vi a nadie que me esperara. Fui a la parada de autobús y llamé a Ana. Ella estaba en la zona de reencuentros ¿? y salió a por mí. Nos saludamos entre sorpresa, emoción y abrazos. Y me dijo que Valme también estaba allí, que habían venido con su coche (un super ¡¡ibiza!!) y que nos íbamos de tapas con todos los del departamento. ¡Una buena manera de comenzar! Y luego a dormir pronto que mañana hay que trabajar. Que aunque alguien me había dicho: "Todo está patas arriba, no vas a poder hacer nada, ya te podías haber venido el lunes", cosas para hacer ya me buscaría.
Nos fuimos a acostar, y al tumbarme noté algo raro en la espalda. ¿Será el pijama doblado mal? Pero mi pijama no tiene tanta ropa, ¿las sábanas quizá? No. Era el colchón. Un colchón que a simple vista parecía totalmente amortizado con cosas sobresalientes masajeantes, y depresiones humanas. Preguntéme por qué no le habrían dado la vuelta si estaba tan usado por esa parte pero no atrevíme a decir nada. Dios me libre a mí de quejarme del colchón que me acoge. Tras cuatro días allí aprendí por qué no se había dado la vuelta al colchón. Los sobresalientes masajeantes no eran del uso y al cuarto día no se notaban ya (o al segundo, dependiendo del grado de cansancio) y el colchón era nuevo, así como el somier reclinable de Ikea que es el que añade pendientes ininterpretables dentro de la cama. Estas tecnologías modernas para el descanso nocturno no las entiendo. Ni yo ni la dueña (Mari Carmen, comunicación personal).