martes, 9 de agosto de 2016

hosco

Porque es demasiado frecuente para dudar de su definición.
hosco, ca
(Del lat. fuscus 'oscuro').
1. adj. Ceñudo, áspero e intratable.
2. adj. Dicho del tiempo, de un lugaro o de un ambiente: Poco acogedor, desagradable, amenazador.
3. adj. p. us. Dicho de un color: Muy oscuro.
4. adj. p. us. De color hosco.

viernes, 22 de julio de 2016

...la virtud de no dar

Me gusta pensar que ahora soy capaz de esquivar algunas piedras. Por ejemplo, que la vez que oiga "Si hablas en catalán con tus amigos por teléfono me estás faltando al respeto y siento que me ocultas algo", seré capaz de detectarlo, tomar aliento, levantarme y marchar para no volver.
Y nada de intentar salvar o rescatar, y nada de volverme a dudar. Ya aprendí que no merece la pena el esfuerzo. Por ahí leí que es lo que aprende el maestro, a quién merece la pena enseñar. Así que si no quieren salir del vicio es porque están a gusto en ese mundo suyo, al que yo no pertenezco.
Me gusta creer que ahora diría "Adiós ahí te quedas" antes de perder más tiempo.
Me gusta pensar que no se dará esa situacion nunca, porque ya lo veo a la legua.
Pero me gusta creer que actuaré así.
En cualquier caso ya no seré tan ingenua ni se me aplastará de tal manera que pida perdón y haya de compensar los daños emocionales por no haberme acordado de explicar los tres deberes de alemán que tenía, que no eran dos, que eran tres, y que de verdad de verdad que no lo había intentado ocultar con una hidden agenda.
Ya no se dará la situación de "Me tienes que compensar porque me has ofendido y me has hecho daño" y no volveré a oír que se me exija humillarme. Ahí, con todas las letras. Esa era la manera de demostrar cuánto sentía haber ocasionado esas terribles ofensas.
Ya no volveré a entrar en un estado de desesperación y sinvivir tal, que me haga participar en un juego que desprecio, por el sólo hecho de probar si por ahí encontraba una salida o una fuente para poder respirar.
Desde que escapé confío que ya sólo juego a mi juego con gente con juegos compatibles. Ni siquiera hay que cambiar reglas, ni imponer castigos. No torturar por ejemplo sin dejar dormir. Que es realmente una forma de tortura. Y... respeto. No como palabra, no como acusación, no como arma. Como base, sin nombrarlo, sin blandirlo, sin empuñarlo, sólo estando sobre él. Y asertividad.
Asertividad... la que una vez pensé que serviría para restaurar... pero sólo retrasó otro poco más. La que en realidad me estaba dando la razón, sólo ponía nombre a lo que yo entendía como mi sentido común pero que había sido tan atacado, desafiado, contrariado y demonizado. Y aún siendo asertiva sin conocer la definición perdía batalla tras batalla en estas batallas a dos... tras torturas insomnes, tras exigencias, ofensas, compensaciones y desesperación al saber que no hay salida hasta doblegarte y pedir perdón. Básicamente por sobrevivir. Tras aprender que mis principios eran legítimos inenté salvarlo. Ahí me volví a equivocar, pero al menos me quedé con mis principios y aquí estoy.
Es una pena sentir que me fueron robados seis años. Seis porque todo recuerdo del lugar compartido se convirtió en mierda. Pensar en ese lugar y la gente de allí (excepto a los que abandoné por facilitarme la existencia) me recuerda el agobio, el miedo y la desesperación. El no ver alida, el no poder dormir y no tener un momento de sosiego y con ello no ser capaz de pensar con claridad y traer el final un poco más cerca.
También recuerdo los ultimátum. Que te echen en cara que no has aceptado su ayuda. Y me pregunto ahora qué tipo de ayuda es aquella que viene con la exigencia de ser tomada y de no hacerlo resulta en una ofensa y requiere compensación. No le déis más vueltas, no tiene sentido. Pero ahí estábamos. Justo ahí. Quizá por todo lo perdido o lo que crees que perderás, pero más probablemente por todo lo amenazado. Porque una amenaza asusta a veces sólo por el tono. Por eso me tomó varios años de más. Porque si en tu casa te cuesta tanto vivir y el único momento que tienes para vivir como una persona individual es en el trabajo, pues no se trabaja. Se elije vivir. Sobrevivir.
Y ahí habían más exigencias. "No me has dicho nada por el messenger y por correo" ¿O era messenger y otra cosa? No me acuerdo, pero sí recuerdo que nada más llegar a la oficina tenía que encender el ordenador y saludar por dos sitios diferentes. Cada día. Sin falta. O bronca. También recuerdo tener que avisar al ir al baño, o a la vuelta había mensajes de cuán preocupado estaba o me venía a buscar de cuán preocupado estaba que no sabía qué me había podido pasar. Esto no es control, no, es the following. Pero llámale preocupación para tener una excusa.
Supongo que cada vez iba añadiendo una cosita más, a la que veía que la anterior tragaba. Porque si no no me lo explico. Realmente, cada una de estas mierdas ahora mismo me parecen surrealistas e increíbles. To be fair, ya me parecían surrealistas entonces, lo que pasa es que no podía decirlo, porque en las discusiones de a dos me vencía por agotamiento después de su twist a la realidad para hacerme ver por un agujero que su razonamiento si el mundo es tal y las variables cual y pascual, él tiene razón y cuán feo es dudarle y "hale compénsame".
También es cierto que la tortura de no dejar dormir y las amenazas y maltrato psicológico involuntario (supongo que porque uno nunca se lo admite a sí mismo) pero ejecutado tal y como fue aprendido en mí, yo que nunca lo había sufrido ni visto de cerca, me pilló desprevenida y desconocedora. Creo que hay que hablar más de esto. Para ayudar a ambas partes.

Bonus:
"Yo te invito a la pausa con mis amigos y tú no me invitas a la pausa con los tuyos". Y llega un momento que parece que es malo ir con los míos, y los abandono. Así sin más. Porque no podía hablar de él o de la relación con nadie. Eso estaba también mal. Y yo que no sé mentir. Y ¿sabes qué? Wsti be? Que sigo sin saber. :D
Bonus 2:
Y la mudanza fue también la consecuencia de una amenaza: "No te has venido de vacaciones conmigo. Eso es que no me quieres. Me lo ha confirmado la camarera." No había free will.

PD: Cuando la ofensa fue haber subido en una noria con una amiga antes que con él.