sábado, 28 de julio de 2007

el fantasma de la mala pata (adaptación del de las bragas rotas)

Estando hace poco en el centro de Rehabilitación, intercambiando experiencias con una semejante (semejante en el sentido que, aunque sin desplazamiento de hueso roto ni operación, tenía mi misma fractura) a ésta buena mujer se le ocurrió decir "¡Qué mala pata!".
Me bloqueé. No sabía qué decir. Y no osaba preguntarle para calmar mi inquietud.
Si a mí, después de pasado el tiempo, cada nueva persona que me encuentra, sigue siendo tan ocurrente de hacer exactamente esa apreciación "¡Qué mala pata!", y las dos tenemos la misma rotura... ¿Sería que a ella no se lo habían dicho? Ciertamente me costaba mucho creerlo.
Como me perturbó tanto la situación y no pudiendo llegar por mí misma a ninguna conclusión satisfactoria, acabé por convencerme que sólo quería venganza.

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*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.