Hoy me han llamado bruja. Y respondí que no ejerzo.

- ¿He dicho acaso Diego?
- No.
- ¿Entónces?
- Has puesto la otra mejilla.
- Ah, jodía, y yo que te creo tonta.
- ¿A quién se le ocurre?
- Ya ves. Pensaba inocentemente que lo dejarías.
- ¿Por la pillada?
- Sí.
- Pero esta vez sí puede haber sido cualquiera.
- Ya.
- ¡Qué putada! ¿Eh?

¡So rata ruín! ¡Barriobajera inmunda! ¡Rastrera miserable! ¡Vil reptil! ¡Y más adjetivos con el sonido /rr/!
No haré una lista, pero ahora mismo casi todo lo que me rodea disfunciona. Es como una sucesión de putadillas que recibo de distintos lugares. Y como yo no recuerdo haber sido mala para que esto sea fruto de la balanza del Kharma, me temo que para que ese equilibrio no se rompa, tendré que ser mala a partir de ahora.
Como el cánon digital: ya que lo pago, me lo bajo.
Lo que no tengo muy claro es cómo se equilibra el mal que recibo con el mal que tendré que repartir. Quizá porque Negativo + Negativo = Positivo. Ves a saber, pero eso a mí no me compete.
Me tendré que centrar en aprender a ser vil y mezquina. Debe ser divertido.