jueves, 24 de marzo de 2011

donde habita el olvido

Me bajé del tren sin necesidad y perdí el valor de mi billete. Estuve temiendo o esperando un choque trasero, que el levante me arrollara, mientras perdía de vista el camino que había estado siguiendo e iba abandonando la idea de continuar. Pero nada vino, ni por casualidad, a empujarme o remolcarme. Y sin saber por qué y sin titubear me oculté hasta decidir, que el tiempo había pasado, se había olvidado de mí y yo me había quedado ahí. Tardé mucho más de lo normal en decidir, que si a esas alturas no había pasado ya nada, nadie vendría a por mí. Traté de construir algo con qué viajar, pero olvidé mirar en primer lugar si había alguna ruta cerca que tomar y olvidé pensar o valorar simplemente el comenzar a caminar.
Ahora vienes conmigo así que oblígame
A olvidar que el tiempo se desvió
Que pasó de largo, como debe ser
Como siempre fue y no me recogió.
Si no estuviera tan ofuscada todo se desvanecería solo, pues he de reconocer que mi memora no ha funcionado bien en la vida. Sólo he de dejar de pensar que ya no llego, que no lo alcanzo. Sólo así podré descansar y seguir, continuar caminando.

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*Por eso, aunque "¡Vamos a morir todos!" no tiene que ser todavía.