¿Cómo voy a acostarme ya, si todavía no es mañana?

Estás cansada de hacer cosas con la nariz tapada y esperando que pase. Quieres tomarte tu tiempo para decidir con calma y hacer algo que realmente te haga disfrutar. Pero es el mismo tiempo el que luego apremia y vuelves a caer y te coges la nariz con los dedos en pinza e hinchas los carrillos. "Ya pasará." Y así se consume el tiempo, con quien tienes una guerra desde que comenzaste a razonar. Quieres disfrutar con cada cosa. Crees que es lo que hace el resto del mundo. Y también crees que no se puede disfrutar con cada cosa. Definitivamente es pecado, pero seguro que también es imposible. Y vuelves a creer en dos afirmaciones contrarias al mismo tiempo. Y es que ahí están. Y quien no las vea es que no quiere verlas. Y probablemente sea más feliz, pues por lo menos está convencido de algo.
Pero llega un momento en que te cansas de ver que absolutamente todo es relativo y de actuar como tal. Cuando llegan esos días que te enfadas por tonterías, la edad ya te ha hecho hasta perder la credibilidad en ti misma y sólo aprietas más fuerte los dedos en pinza y pones cara de hacer fuerza.
Lo aceptas, ha ocurrido algo. Pero puede deberse a 1235 motivos sueltos o combinados, así que no lo puedes juzgar. Otros lo hacen, pero tú no puedes. Y lo de sólo poder hipotetizar siempre es muy aburrido.
Y nada, a seguir adelante. Que esta tarde voy al teatro, a ver qué me explican, que eso es siempre lo más sencillo. A ver si me da para escribir aunque sólo sea una reflexión en el blogse, entonces estará más amortizado. Aunque sólo me interese a mí.
Una vez me regalaron un diario, ahora uso agenda, muchos papelajos y esto como memoria. Y si alguien consigue mi contraseña y lo modifica lo que aquí hay, probablemente acabe creyendo que es cierto. Creía yo que al escribir algo, quedaba más fijado en la memoria. Debe funcionar en gente que tenga memoria. Como yo no la tengo, el registro escrito es el único real que conservo.